Aquí les mostraremos los distintos tipos de coches según su combustible:
Pueden ser de los siguientes tipos:
–Eléctricos: En la cima de la eficiencia se encuentran los eléctricos puros, coches que cuentan con un motor único sin emisiones, la etiqueta 0 por antonomasia y sus baterías como única fuente de energía. La oferta de las marcas es cada día superior y durante 2020 aparecerán interesantes modelos que se unirán a los ya existentes, algunos de ellos prometiendo derribar la mayor barrera de los 100% eléctricos: un alcance muy reducido para la mayoría de los automovilistas.
Se trata de una alternativa perfecta para quienes se muevan principalmente por ciudad o dispongan de un segundo vehículo de combustión para afrontar viajes (el alquiler puede ser igualmente la solución). Entre otras cosas, porque las alternativas que aspiran a ser válidas también fuera del entorno urbano (empezando por el caso representativo de Tesla) se ven penalizadas por precios demasiado elevados en el contexto de su segmento.
-Diésel: La caída de ventas de automóviles diésel es sintomática de la preocupación que futuras restricciones provoca entre los compradores. Declaraciones políticas que cuestionan la movilidad urbana de los coches particulares de gasóleo han hecho saltar las alarmas entre los automovilistas que se mueven por las grandes ciudades, pese a que los modelos modernos tiene el mismo etiquetado B y C que los gasolina. Un fenómeno que se irá apuntalando con el tiempo y que puede crear complicaciones a quienes alarguen la renovación de su vehículo más allá de la media. Por lo demás, un diésel moderno es menos contaminante de lo que se podría imaginar y se mantienen como la mejor baza para quienes recorran un gran número de kilómetros, ya que su consumo en general sigue siendo inferior al de un coche equivalente de gasolina..
-Gasolina: Se trata de la opción más simple y evidente, equilibrada en muchos aspectos y válida para la mayoría de usuarios. Sin limitaciones de autonomía, sus emisiones se han ido reduciendo con el avance de la normativa, mientras que las etiquetas B y C parecen garantizar el acceso a los centros urbanos en un plazo de tiempo razonable, exceptuando en los episodios de alta contaminación. Si se disfruta de un único vehículo, como suele ser frecuente, y capaz de satisfacer cualquier necesidad se antoja como la alternativa más convincente. Habrá que permanecer atentos a la evolución de las diferentes legislaciones, sobre todo las municipales, sobre el acceso de vehículos contaminantes a determinadas zonas de las ciudades.
-Híbridos: Un paso más allá, y significativo, van los híbridos enchufables, conocidos como PHEV por sus siglas en inglés. Los principios técnicos son idénticos a los anteriores pero con el añadido de que las baterías, además de con la energía cinética, se pueden recargar al conectarlas a la red eléctrica. La efectividad de este sistema es incuestionable, se pueden montar baterías de mayor capacidad que permiten circular distancias muy superiores en modo 100% eléctrico. Por ello, todos los modelos que superan los 40 kilómetros de alcance sin emisiones (que son todos, los fabricantes ya se encargan de que así sea) se benefician de las innumerables ventajas de la etiqueta 0 de la DGT.
De nuevo se trata de una excelente opción para quienes precisan un coche polivalente, capaz de facilitarles los desplazamientos urbanos pero sin asumir renuncias importantes en carretera. Con la autonomía eléctrica de estos híbridos enchufables, muchos usuarios podrán cubrir sus necesidades diarias de movilidad por ciudad sin pasar por la gasolinera, simplemente recargando las baterías cada noche en una toma de corriente.
Cuando llegue el momento de salir de viaje podrán hacerlo sin limitaciones de autonomía, aunque aceptando el mismo condicionante que en los híbridos convencionales: la complejidad mecánica y el peso del conjunto elevan el consumo, además de penalizar ligeramente casi siempre el comportamiento del vehículo. Otro aspecto a tener en cuenta es que el precio de adquisición de uno de estos modelos es superior al de la versión correspondiente de combustión. Y es que todo (de momento) no se puede tener…
–Gas natural: El gas natural comprimido (GNC) es una propuesta similar al GLP. Partiendo de un motor de gasolina, se le monta un segundo depósito para este combustible, de modo que funcione de forma indiferente con uno u otro. Es incluso más económico que el GLP, sin duda la opción más ventajosa en términos de precio y, por tanto, aconsejable para usuarios intensivos del vehículo, incluyendo que su etiquetado ECO les facilita el acceso a las ciudades en casi cualquier circunstancia.En contrapartida, la red de repostaje es muy escasa, casi inexistente lejos de las grandes ciudades. Además, la necesidad de ubicar un depósito de dimensiones considerables para el GNC suele reducir en la misma proporción el de gasolina, con lo que una vez agotado el gas y hasta que se pueda repostar, la autonomía se ve francamente reducida. Un problema a día de hoy para viajes por carretera, así que resulta mucho más apropiado para desplazamientos urbanos o interurbanos.